
Era de noche, era de lluvia, era el abrazo constante de la medianoche, desvelo del silencio del ardor. Ese balanceo era de lluvia y también tus ojos encendidos en la oscuridad y también mi centro girando en esas gotas. Al vaivén del viento, siguiendo el baile de las copas de los árboles, así nos íbamos meciendo lentamente, deshaciéndonos en el recorrido. Bebiendo el exquisito licor del deseo y estrechándonos para ser uno, caminamos la noche a tientas como ciegos, revoltosos como niños, ligeros como amantes. Así fuimos enroscando los brazos así nos deshicimos con la lujuria entre dientes así surcamos la noche y los cuerpos y colmamos la piel con las huellas de los dedos. Eran las manos sudando que se buscaban ansiosas y las bocas entregándose sedientas eran las bocas cayendo una dentro de la otra eran los arcos eran los túneles era de noche era de lluvia.
Valeria Zurano. Las Damas juegan Ajedrez.
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