martes, 27 de marzo de 2007

un hombre frente al mar




Es como yo: lo siento con mi angustia y mi sangre.

Hermoso de tristeza, va al encuentro del mar,

para que el Sol y el Viento le oreen de agonía.

Paz en la frente quieta; el corazón, en ruinas;

quiere vivir aún para morir más tiempo.
Es como yo: lo veo con mis ojos perdidos;

también busca el amparo de la noche marina;

también lleva la rota parábola de un vuelo

sobre su anciano corazón.
Va, como yo, vestido de soledad nocturna.

Tendidas las dos manos hacia el rumor oceánico,

está pidiendo al tiempo del mar que lo libere

de ese golpe de olas sin tregua

que sacude su anciano corazón, lleno de sombras.
Es como yo: lo siento como si fuera mía su estampa,

modelada por el furor eterno de su mar interior.
Hermoso de tristeza, está tratando -en vano-

de no quemar la arena con el ácido amargo de sus lágrimas.
Es como yo: lo siento como si fuera mío,

su anciano corazón, lleno de sombras...

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