jueves, 1 de noviembre de 2007

La Plaza

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.

Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,

un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,


su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.


Y era el serpear que se movía como único ser,


no sé si desvalido, no sé si poderoso, pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.


Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.


Cuando en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,


con los ojos extraños y la interrogación en la boca,


quisieras preguntar algo a tu imagen,


no te busques en el espejo,


en un extinto diálogo en que no te oyes.


Baja, baja despacio y búscate entre los otros.


Allí están todos, y tú entre ellos.


Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.


Vicente Aleixandre

No sólo la dislocación del cuerpo
cuando escribo
¡Mi poesía no es un universo
de enaguas y puntilla!
La maduración de mis tópicos
como duraznos
picoteados por los pájaros
y el calor del verano
(…)
Frenética
corriendo desnuda
en la intemporal noche
desesperada
desgarrada
(…)
La deconstrucción
y reconstrucción de mi yo poético
y el aura que me besa los labios
y mi pulpa dulce
de impalpable azúcar
por ser fruto bastardo
y ese aroma de infancia
con el que apuñalo mis adolescencias
Sobreviviente de ese sótano
tupida la piel de mis brazos por sus alambres
Solo oscuridad iluminada
de ideas de obsidiana
No sólo la dislocación del cuerpo
cuando escribo
¡Mi poesía no es un universo
de enaguas y puntilla!

Azulina Alucinada.

Una canción desde el abuelo del duende Martin...


Txoria Txori – A. Artze/ Mikel Laboa
Hegoak ebaki banizkio
neria izango zen
ez zuen aldegingo. (Bis)
Bainan honela
ez zen gehiago txoria izango (Bis)
Eta nik txoria nuen maite,
Eta nik, eta nik, txoria nuen maite.


"Si le hubiera cortado las alas habría sido mío,


no habría escapado. Pero así, habría dejado de ser pájaro.


Y yo... yo amaba al pájaro..."


Artze







El sueño


Hay momentos de soledad en que el corazón reconoce, atónito, que no ama.

Acabamos de incorporarnos, cansados: el día oscuro.

Alguien duerme, inocente, todavía sobre ese lecho.

Pero quizá nosotros dormimos... Ah, no: nos movemos.

Y estamos tristes, callados. La lluvia, allí insiste.

Mañana de bruma lenta, impiadosa.

¡Cuán solos!Miramos por los cristales.

Las ropas, caídas;el aire, pesado; el agua, sonando.

Y el cuarto, helado en este duro invierno que, fuera, es distinto.

Así te quedas callado, tu rostro en tu palma.

Tu codo sobre la mesa. La silla, en silencio.

Y sólo suena el pausado respiro de alguien,

de aquella que allí, serena, bellísima, duerme

y sueña que no la quieres, y tú eres su sueño.


Vicente Aleixandre.

miércoles, 31 de octubre de 2007


Esta es, amor, la rosa que me diste

el día en que los dioses nos hablaron.



Meira del Mar

De paso


No es el tiempo el que pasa.


Eres tú que te alejas


apresuradamente hacia la sombra,


y vas dejando caer,


como el que se despoja de sus bienes,


todo aquello que amaste,


las horasque te hicieron la dicha,


amigos en quienes hubo un día refugio tu tristeza,


sueñosinacabados.


Al final, casi vacías las manos,


te preguntas en qué momento se te fue la vida,


se te sigue yendo, como un hilo de agua entre los dedos.


domingo, 2 de septiembre de 2007

Profecías

Nefasta

la tañedora

del silencio

no presagia

las voces

sino

la muerte

del porvenir.





Estela Kallay.

Senderos del espejo.


En este lugar

el aire

parece desvelado,

los días

se estrellan

en el brebaje oculto

del otoño

y surgen

espejos negros

donde se funda

toda la verdad.

A este lugar

sólo he venido

por mis ojos.


E. Kallay.

miércoles, 1 de agosto de 2007

La luna.


La luna

Qué maravilloso es todo lo muerto

y qué indescriptible: una hoja muerta

y un hombre muerto

y el disco de la luna.

Y todas las flores saben un secreto

y el bosque lo guarda, y es que la órbita

de la luna en torno a la tierra

es la ruta de la muerte.

Y la luna teje su maravillosa tela,

la que aman las flores, y la luna teje

su fantástica red en torno a todo lo que vive.

Y la hoz de la luna ciega florece

en las noches de finales de otoño,

y todas las flores esperan

el beso de la luna con infinito anhelo.


Edith Söderggran (1892-1923) Finlandia. Nació en San Petersburgo. Vivió gran parte de su niñez en Carelia, zona de confluencia ruso finlandesa. Estudió en un colegio alemán y sus primeros poemas están escritos en esta lengua. Enferma de tuberculosis desde los dieciséis años, pasó varios años en un sanatorio suizo y murió de esta enfermedad en 1923.

domingo, 24 de junio de 2007


"La poesía es el manantial dentro del mar, el agua diferenciándose del agua"

José Lezama Lima.