jueves, 1 de noviembre de 2007

El sueño


Hay momentos de soledad en que el corazón reconoce, atónito, que no ama.

Acabamos de incorporarnos, cansados: el día oscuro.

Alguien duerme, inocente, todavía sobre ese lecho.

Pero quizá nosotros dormimos... Ah, no: nos movemos.

Y estamos tristes, callados. La lluvia, allí insiste.

Mañana de bruma lenta, impiadosa.

¡Cuán solos!Miramos por los cristales.

Las ropas, caídas;el aire, pesado; el agua, sonando.

Y el cuarto, helado en este duro invierno que, fuera, es distinto.

Así te quedas callado, tu rostro en tu palma.

Tu codo sobre la mesa. La silla, en silencio.

Y sólo suena el pausado respiro de alguien,

de aquella que allí, serena, bellísima, duerme

y sueña que no la quieres, y tú eres su sueño.


Vicente Aleixandre.

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