viernes, 18 de mayo de 2007

Lento


Un bosque de cuchillos ciñe un traje de novia.

Es la patria del fuego y la ignominia

que habita en los suburbios calcáreos de la memoria.

Los pájaros siempre son una despedida,

silente y pálida,como ciertos atardeceres en el mar.

Crece un muro con la lumbre del abandono,

con las palabras del fango,-tinta de la sangre o de la piedra-.

Las manos viven dentro del espejo,

desatan sin asombros la crueldad del estigma negro,

de mares de furia estéril.

El velo está roto y en silencio.

Los puentes se extienden como tigres en el ocaso.

Pálidos musgos y pianos enredan un aire antiguo.

En la selva cantan los muslos tristes de una muchacha.


De "La epopeya del laberinto" 2001

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