
ella ardió primero/ en sus zonas invisibles/ después mucho después/ tuvo esas palabras / y el crujido del suelo/ después mucho después/ la pequeña casa con grandes sótanos/ y el día que helaron en todo su rostro ávido/ ese lentísimo sol / después mucho después/ la Extraña contó los pedazos/ se sentó en el pupitre / preparó el rostro/ según las indicaciones recibidas/ y así olvidó la causa de su llegada/ al viento de los adioses.
D. E.
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