viernes, 18 de mayo de 2007

Vudu.


El clima es cálido y húmedo como la piel,
durante la siesta un mosquito descansa en la red de la cama
y espera.
En alguna parte se abre una tumba, la cierran, se abre
y los ancestros ascienden
y tocándose el cráneo preguntan:
¿Qué piensas, niña?

Pienso lo que pienso.
Afuera llaman los tambores del vudú,
unas mujeres van de blanco por el rojo sendero
hacia la fiesta,
las cabras y las ovejas avanzan a tropezones,
en un arbusto un chivo berrea por su madre, las gallinas corretean,
todos los sagrados animales
libres felices ofrendas que comparten
el ágape con los ancestros y vecinos.

En un restaurante un europeo niega la idea de un sacrificio
en su plato coq au vin
come su regalo sin compartirlo ni agradecerlo,

ni dedica una idea
a lo que se quiere decir cuando aquí se habla de
que en el trance todo el cuerpo reza.

E. Stenberg.

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