Madre del tiempo
tú me has visto llorar de memoria
cuando aún no era.
Madre del tiempo
tráeme la mirada desnuda del amado,
tráeme la mano de viento del amado,
tráeme su sexo de madera colérica,
tráeme su piel de sonido de tambores.
Madre del tiempo tráeme la flor incendiada
Madre del tiempo tráeme la flor incendiada
que crece en la lengua de la muerte.
4
Ser soñadora en su camisa azul
que ama la tierra extraña
o atreverme como la náufraga
que vuelve al mar
porque nadie se alegra de su salvación.
LOS AUTOMATAS
Nada mejor que pensar en los autómatas. Sobre todo ahora que hay esta luz espantosa, exactamente amarilla pero oscura. He caminado por la G/ rue Garancière y me reí al recordar que allí vivió Leibnitz. Luego volví a mi cuerpo y comencé a inventar autómatas, pegada la cara a la ventana mirando pasar gente y perros.
Poemas inéditos.
Alejandra Pizarnik.
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