jueves, 29 de marzo de 2007


Ofrezco una espalda sin corazón delante.

Si el asesino viene, mi corazón, no dará sombra.

Si duermo, seré un tamaño blanco entre sábanas blancas.

Ningún arquero arrojó su dardo amoroso a mi cama

estaré sola con la espalda en la luz el cabello caído en la madera.

Le pediré al asesino que me abrace.


Leonor Garcia Hernando

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