
Ofrezco una espalda sin corazón delante.
Si el asesino viene, mi corazón, no dará sombra.
Si duermo, seré un tamaño blanco entre sábanas blancas.
Ningún arquero arrojó su dardo amoroso a mi cama
estaré sola con la espalda en la luz el cabello caído en la madera.
Le pediré al asesino que me abrace.
Leonor Garcia Hernando
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