martes, 27 de marzo de 2007

Jardín de Yemanja


"Ahora quiero contar las historias de la ribera del muelle de Bahía. Los marineros viejos que remiendan velas, los patrones de saveiros, los negros tatuados, los malevos, saben de estas historias y estas canciones. Yo las escuché en noches de luna en el muelle del Mercado, en las ferias, en los pequeños puertos de la Cintura, junto a los enormes buques suecos en los puertos de Ilhéus. El pueblo de Iemanjá tiene mucho que contar.Vengo de escuchar estas historias y estas canciones. Vengo de oír la historia de Guma y Livia, que es la historia de la vida y del amor en el mar. Y si no les parece hermosa, la culpa no es de los hombres rudos que la cuentan. Es que la escucharán por boca de un hombre de tierra, y difícilmente un hombre de tierra entiende del corazón de la gente de mar. Aunque este hombre ame esas historias y esas canciones y vaya a las fiestas de Janaína, aún así, no conoce todos los secretos del mar. Porque el mar es tan misterioso que ni los viejos marineros lo entienden."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se sabe mas sobre el espacio que sobre el mismo mar... los hombres en vez de mirar para adentro lo hacen hacia afuera... el miedo a descubrir la verdad dentro de uno supongo :(