RUTINA DOMÉSTICA
Saboreo el café del desayuno después del diluvio.El salmodiante Noé está tendido desnudo entre sus hijas y la guitarra con la tierra al alcance de la mano. La casa apareció traída por un pájaro colgada del pico. El café es negro y suntuoso como el trono de un monarca africano con cabezas de leones labradas por el rayo. La Desconocida ambula por los cuartos en las constelaciones del deseo, perfumada y demasiado próximaa las cosas que despiertan con ella, con el desayuno, llena de errores, indómita como las águilas, enjoyada en su risa y su leyenda. Escarbará en mi pecho con su zarpa, me bendecirá en un idioma salino en el que todo es orgiástico, devorador, inquietante. Y tantos años han corrido con esta misma escena mientras el gallo inicia el hechizo inexplicable del díaque fosforece y pasa hacia las aguas oceánicas.
Enrique Molina
martes, 27 de marzo de 2007
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